martes, 28 de diciembre de 2010

¿Qué será del año nuevo?

Si tu eres incapaz de lidiar con mi soberbia y yo no aguanto tus totalitarismos. Si el amor frustra mi más genuina manera de ser.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Japón

Este país es predominantemente montañoso, desde la más remota antigüedad las montañas han sido parte integral de la vida de los seres humanos que lo han poblado. Es en las montañas donde han surgido y se han arraigado numerosas creencias religiosas y donde la gente se vincula con las deidades que ahí habitan...

domingo, 28 de noviembre de 2010

Y dices que no sabes quién soy

Pero yo de lo que me acuerdo es que me decías: “Bésame. Andale, voy a cerrar los ojos y hago como que duermo, no me muevo ni tantito; sólo voy a poner la boca flojita y tú me das de besos. Hazle como si me quisieras despertar“. Y ahí iba yo, obediente, a rozarte con la puntita de la lengua, a meterte el dedo humedo por un lado de la boca mientras te mordía los labios y me aseguraba -por la tensión de tu pecho- que nadie te había besado así jamás.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Juzgaba con demasiada racionalidad fenómenos que ameritan un vuelco del corazón

De pasada, hace días escuché hablar del término tecnofobia. No le dí importancia, no busqué información extra porque me pareció claro en su literalidad: miedo a la tecnología. Deduje que seguramente era aplicable a ciertos casos de ortodoxia extrema en los que la gente se niegan a la tecnología por pensar que entorpece el contacto sensible entre humanos o, por renegar de la sustitución del trabajo manual por el maquinal. Muy socióloga, muy sabida del mundo moderno, vi a varios conocidos que se frustran ante el avance tecnológico y su imposibilidad de ponerse al corriente en sus aplicaciones y costos. La carrera del capitalismo en su fase tecnológica. Mis breves meditaciones fueron así, y se esfumaron con una risita burlona y un beso a mi mac y al ps3.

Pero hoy, hoy justo dimensiono una posibilidad más:

Son las 2 de la mañana, todo está apagado en la casa -me parece curioso decirlo así: “apagado“-, voy por un vaso de agua a la cocina. Conforme la distancia hacia el garrafón disminuye, lenta sobre mis cautelosos pasos en la oscuridad, escucho música. Juro que no sé decir de qué tipo, la memoria me falla y no logro reproducirla. Cada vez más clara, más audible y más imposible en el contexto, siento pánico pero no dejo de caminar hacia ella; sigo el movimiento. Descubro que lo que suena es un radio viejo que hay sobre la alacena. No se quién lo encendió, pero me relajo; alguien debió hacerlo. Aquí, el gran problema viene cuando aprieto el botón para apagarlo y no funciona inmediatamente. Casi me pongo a llorar, lo desconecté de un tirón y regresé corriendo a mi cama. Sin vaso de agua, cabe mencionar.

Ahora que lo escribo, también hay veces que hablo por teléfono y justo cuando digo alguna frase del futuro, algo que deseo o que quiero hacer, entra un golpe de estática fortísimo. Lo odio, sin darle mucho peso me he convencido que es la muerte escuchando mis conversaciones y poniendo un alto a mi verbalización de los años venideros. Incomoda, me hace colgar más pronto mis llamadas y ser cuidadosa de no contar mis planes. Vaya manía bizarra.

También está ese conocido saber (cinematográfico) de que las grabaciones de vídeo revelan espectros que el ojo humano no percibe... Es obvio, las imagenes de las webcam encendidas en las intimidades del mundo; los registros de los celulares; las cámaras de vigilancia que nunca parpadean; y por tanto, nada visible se escapa. Terrible. Porque cerrar los ojos es un privilegio del hombre.

Así es como “juzgaba con demasiada racionalidad fenómenos que ameritan un vuelco del corazón“. Pero ya no. No se en qué momento me volví tan miedosa por placer. Antes, en cuanto una sombra comenzaba a cobrar una forma espantosa me bloqueaba y hacía que se esfumara, o me escondía bajo las cobijas. Ahora no, me quedo mirando fijo hasta encontrarle ojos chorreantes y una pata de gallo. Y ya me atrevo a verme al espejo con las luces apagadas. Es un morbo descontrolado (porque sí me asusta), del que espero no vaya a caer rendida o loca muy pronto. Por mientras, jóvenes internautas, confieso padecer tecnofobia, pero ya expuse de qué tipo.

P.D. La era de las máquinas, su momento de reinar sobre el hombre, no, eso no me asusta. Creo en la transmigración de las almas a enormes computadores que extenderan nuestras posibilidades y análisis de la realidad.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Song without music (track 2)

Nothing matters to me
especially when I’m with you
because without the rest of the world
you’re perfect. Oh yeah.

Without the rest of the world
you´re perfect.

The analogies ruin everything,
also in metaphors inhabit demons.

And…
And…
And…

I hate your friends.

lunes, 25 de octubre de 2010

Bonus

Suena el teléfono celular. La voz de Graham me cuestiona:

-¿Viste $&#($$!$%&" de Buñuel?
-No.

Entonces Graham me leyó algo antes de dormir:

“…En el film Belle de jour de Buñuel, un voluminoso coreano, cliente del burdel de madame Anaïs, muestra a las damas el interior de una pequeña caja que suele utilizar para sus misteriosos propósitos. No vemos lo que hay en el interior, pero sí oímos un pequeño e indefinible ruido. Dos de las chicas retroceden horrorizadas. Séverine sonríe y se encierra en una habitación con el asiático y su cajita.

Más de mil veces, sin duda, en los veinte últimos años, se me ha preguntado qué hay en la caja. Nunca he sabido qué responder, pues, evidentemente, nunca nos lo planteamos. Cada uno puede introducir ahí su deseo más secreto, su perversión más inconfesable. Yo solía responder como podía, bromeando, y la gente me decía: hay una serpiente, hay un instrumento que es así y asá, etc. Todas las respuestas, como suele suceder, vulgarizaban la cuestión, que a mí me parecía tan compleja, sobre todo estando Asia de por medio, como una consigna zen.

Un día, un desconocido me llamó por teléfono y me preguntó, en un susurro, en qué época de mi vida había vivido yo en Laos. Nunca, le dije, no conozco ese país. ¿Y Luis Buñuel? Tampoco. ¿Está usted seguro? Completamente.

-Pero entonces -me preguntó el desconocido-, ¿cómo es posible que incluyeran en Belle de jour una vieja costumbre laosiana?
-¿Cuál?
-¡Pues la caja del cliente coreano!

Yo me sobresalté:

-¿Sabe usted lo que hay en esa caja?
-Pues claro.
-Dígamelo rápidamente.

Con gran amabilidad, el hombre me contó detalladamente que algunas de las más refinadas damas laosianas solían coger un enorme coleóptero, atarlo a una diminuta cadenilla de oro y luego ponérselo en el clítoris durante el coito. El movimiento de las patas del insecto aportaba así un placer suplementario e indescriptible. Se trataba de una costumbre probablemente ya en desuso, añadió el desconocido, sobre todo a causa de los desastres políticos y militares que ha sufrido Oriente, y por eso se sorprendió tanto cuando volvió a verla en una película francesa.

Le di las gracias y colgué.

Durante algunos días, la historia me divirtió tanto que se la conté a todo el mundo. Pero pronto me di cuenta de que había convertido una gran avenida en una calle sin salida. Esta coincidencia -suponiendo- que la historia sea cierta- no aportaba nada al filme y mermaba su capacidad de sugerencia. Siempre es mejor la indefinición que la precisión o lo documentado (aunque sea exótico). A Buñuel le encantaba deslizar en sus películas falsas informaciones, como para perturbar por un instante la geografía y la historia mediante una sutil labor de zapa: la verdadera realidad le perseguía como una pesadilla.”

De cuando a los 18 años tuve un amigo imaginario llamado Graham (parte V)

Estábamos en casa del biólogo haciendo absolutamente nada. Por debajo de la puerta nos llego el destino; publicidad de un nuevo lugar donde solo se servía una gran variedad de té.

-¿Vamos?
-…
-Vamos. Creo que un lugar en donde solo sirven té suena bastante civilizado.
-…

En los restos del té que bebí, Mane trataba de interpretar mi futuro. La mesera se acercó y con lenta suavidad le retiró la taza vacía, ese gesto nos permitió verle claramente la palma de la mano. No sabemos nada de quiromancia, pero a los dos nos asustó. Nunca había visto algo así, las líneas de sus manos eran tantas y estaban enredadas, tenían surcos, terminaciones inhumanas.

-Esa mujer solo vive por cortesía.
-Qué civilizado.

De cuando a los 18 años tuve un amigo imaginario llamado Graham (parte IV)

La vida puede ser muy corta, pero una película de tres horas parece una eternidad. Así que mejor hablemos de lo que paso al salir del cine.

Graham dijo que me llevaría con el biólogo. No me resistí, los biólogos me caen bien. Era una casa pequeña iluminada por lámparas rojas. En el piso estaban dos humanos dibujando, uno pequeño y uno largo, Mane y Leonardo, como sus nombres. Leonardo me extendió uno de los plumones a manera de invitación a dibujar y me preguntó:

-¿Eres la sombra platónica de Graham?
-¿Qué es una sombra platónica?
-Es llevar una amistad asexuada con un miembro del sexo opuesto.
-Sí, si lo soy.

Leonardo dibujó plantas. Tal vez eran otras cosas pero todo tenía una curva… biológica. Yo hice un barco fenicio. Graham; quien sabe qué hizo Graham.

De cuando a los 18 años tuve un amigo imaginario llamado Graham (parte III)

Saltamos la reja que rodeaba la torre de agua, fue fácil.-. Difícil fue subir la escalera completamente vertical. Arriba nos dio la madrugada de hablar y hablar (desierto, extraterrestres, vagabundos, lluvia ácida, papas fritas, drogas, cosas viejas, diseño, teatro, amistad).

-Demasiada agua ¿no?
-Si, necesito ir al baño.
-Igual yo, pero que güeva bajar…
-Estamos a unos 15 metros de altura ¿crees que el chorro haga contacto antes de terminar?

Este día lo bautizamos: Dorado cordón umbilical.

De cuando a los 18 años tuve un amigo imaginario llamado Graham (parte II)

Es un jueves cualquiera, pero yo lo veo bien feliz. Ayer Graham vino por mí y salimos a caminar. Después de un largo silencio me pregunto:

-¿Has visto coger a tus padres?- Asentí. -¿A poco no es lo más horrible que te ha pasado?
-Estaba en la secundaria; no les hable por semanas.

Reímos durante todo el atardecer.

De cuando a los 18 años tuve un amigo imaginario llamado Graham (parte I)

Graham y yo coincidimos en que los días nublados nos recuerdan nuestra infancia. No es porque hallamos vivido en un clima así, ni porque seamos melancólicos. Gustamos que se nos pegue el polvo, la cortinilla de lluvia fina que no se ve pero moja. El gris del cielo nublado, es el gris de la memoria.

Los mismos árboles, el mismo sol, las mismas personas y las carreteras son iguales, pero si hay viento, este ventila la existencia.

martes, 31 de agosto de 2010

Song without music

It makes no sense, go for a coffee and wait for a chance
when I can always create something special.
Fall in love with me is easy
I know the words...
But love leaves me because it became independent,
and women betray me when they discover
that I like writing stories
I am a dreamer
Are you a dreamer?
Will you marry me?
Oh oh oh
Fall in love with me is easy
I know the words...

domingo, 22 de agosto de 2010

Los vegetarianos

1.

Un cerdo viejo, de piel curtida en suciedad, yace muerto al sol mientras las moscas se introducen trabajosamente en su hocico coagulado. Lo han machacado a palos.

También le rompen el pescuezo a un ave enferma. La apilan junto al montón a pesar de su hueco bucal lleno de pústulas y granos amoratados. Estaba enferma, hace meses le cortaron el pico y la herida se infectó; probablemente fueron las tijeras oxidadas con las que le hicieron la brutal cirujía.

Mientras tanto, las personas dicen: ¡Buen provecho! ¡Qué rico!

2.

La carne se pudre, la muerte contamina. A todos nos es desagradable el olor de un perro atropellado, a los más sensibles incluso hará volver el estómago. Pues bien, las carnicerías y los puestos de tacos huelen igual, solo que estos últimos ocultan su pútrido aroma tras el fuego. Además, si se es carnívoro no se nota, pues se respira y se desea como tal.

Luego, las personas preguntan: ¿por qué eres vegetariano? ¿no se te antojan unas hamburguesas de vez en cuando?

Y la respuesta a sus preguntas no rádica en lo primero que les viene a la mente: ¡Estúpido protector de los derechos animales, tú te lo pierdes! No, por supuesto que a los vegetarianos les preocupa el maltrato y el abuso de la cría desmedida, de los horrores de la granja; pero la verdad es que tampoco les sabe bien a sí mismos disfrutar de un corte argentino bañado en bilis y dolor de ternera. Sus cuerpos no son un cementerio de animales malditos, sus cuerpos no son un procesador a manera de tumba.
Entienden lo desagradable en que tu saliva apeste a mariscos descompuestos y pescado salado en cañerías mientras besas cariñosamente a tu pareja.

3.

Si de mínimo hubiera cazadores consumiendo honorablemente carne fresca, pero no, solo hay gordos atascándose la muerte enlatada hace meses.

martes, 17 de agosto de 2010

Clavdivs

Me acabo de meter al messenger y no estabas. Estoy sola y luego luego le corrí a platicar contigo. Pero no te encontré.
Entonces me quede pensando:
Que cuando quieras podemos chatear o usar skype (si es que todavía quieres...) pero lo mejor que nos podría pasar, lo que más se me antoja ahora, es mantener correspondencia. De verdad que si prefieres el chat lo intentamos, pero mandar cartas es algo que a pesar de las facilidades del correo electrónico en nuestros tiempos ya no sucede. Y sería genial platicarnos cosas con humor, respondernos cuando tengamos ganas de escribir y no frente a los punzantes ruidos del messenger y la inmediatez de un diálogo prefabricado y lleno de faltas de ortografía que no deja sentir más que volubilidad. Soy una ñoña, una ñoña intensa, pero el messenger siempre me ha hecho enojar o caer en malentendidos... Aquí estoy.

domingo, 8 de agosto de 2010

El mundo flotante

Hasta hace unas horas para mí las artes marciales eran un juego. Una coreografía cinematográfica inútil en peleas callejeras de cuchillo y deshonor. Claro que te pueden hacer más fuerte, letal si quieres pero nada más asombroso que -por decir algo- un acróbata del Cirque Du Soleil. En resúmen, pensaba que todo era como en “El tigre y el Dragón“: una proyección espiritual de la pelea; la visualización de la disciplina corporal del Guerrero aunada a sus profundas meditaciones y comprensión del mundo, lo cual les permite volar. O sea, más una exageración ficticia del potencial humano que algo verdaderamente posible. Pero eso fue hace unas horas, aunque suene casi rídiculo ahora entiendo el por qué de la gran fama del dragón Bruce Lee. Ahora sé de los estilos de pelea del Kung Fu. Hoy un maestro shaolin me ha atenazado bajo la forma de la mantis dejándome saber que no tengo ningún control, que estoy absolutamente indefensa cada que él así lo quiera.

Entonces, de nuevo el mundo flota.

No me fio del ignorante encasillamiento en que mi falta de fe en las artes marciales me tenía atrapada. Me convierte en un solterón mediocre que no ha besado ni a su eterna vecina porque él cree merecer una Jennifer Connelly. O en el compañero de clases que fastidia mientras siente “caer bien“. En una variante de las inacabables formas de inadaptación social o de un subjetivismo mal llevado.
Así que es como tener un jardín de cara al desierto. El paisaje se distorsiona entre sombras y arena infinita. Otras veces el sol hace vibrar el aire y las montañas ondulan desfiguradas por el calor que las envuelve. Socialmente estamos entrenados para aprender las convenciones más detalladas, lo que es normal y lo que no, pero ¿y si mi medidor interno no está bien ajustado y mi memoria me es infiel?

No me queda más que ser mi propia medida de todos los hombres.

martes, 3 de agosto de 2010

Alguien se me metió al cuerpo

Me dí cuenta hoy que vine a publicar y releí en los últimos dos posts la palabra sexy.

martes, 27 de julio de 2010

Piratas

Paradójicamente, la nueva imagen de hotmail me antojó leer mails de hace años. Me sorprendió -en la puntualidad de la fecha- la creatividad con la que enamoraba un febrero del 2003 y la crueldad con que la relación se finaliza en diciembre del mismo año... y así a la fecha de este post. Los correos de los primeros meses de mis relaciones siempre son maravillosos. Los titulo con frases extrañas como “cortar mis dedos y volver de mi mano un fantasma que revuelva tus pensamientos“, “calculadora“, “la brisa que alza mi falda“, “dos ciegas y una moneda“. Uso un tono que se lee gracioso, cada que puedo bromeo y digo palabrotas. Cuento anécdotas de Prometeo, la viuda Ching, Funes el memorioso, reenvío tareas de Shakespeare y otros clásicos, anexo ensayos de escritores americanos, mezclo teoría del arte con caricias y sonrisas, escribo cuentos en los que participamos ambos, pego fotos haciendo bizcos y siempre me despido con amor y con prisa por dormir. A veces, quién sabe cómo hasta soy sexy. No falla tampoco, a todos y a todas apodar con algo más lindo que su nombre...

Lo interesante es que recibí en respuesta promesas de amor eterno, propuestas de matrimonio, viajes, vivir juntos y ser madre de sus hijos o de sus mascotas (según sea el caso o el sexo pues); pero cuando las cosas terminaron, todos me escribieron lo mismo:
Eres una EGOÍSTA.

domingo, 18 de julio de 2010

Francisco, Bruno, la Tetona y yo ó El café de los marginados

Estaba atenta. Porque el tío de la mesa a mi derecha leía con ganas, y no cualquier cosa, leía con ganas a Yourcenar. Aparentaba no dormir muy bien y andar el día en ayunas, un poco desgarbado. Sobre la mesa tenía una cajetilla de camel, café con crema y uno de esos panquecitos de moras que me fascinan. Baste decir que además tomaba notas en un cuaderno empastado. Era sexy.
Cada que cambiaba la página de su edición vintage traducción de Julio Cortázar yo buscaba un cruce de miradas, pero cuando este por fin se dio, su brevedad se vio acortada aún más por la voz inoportuna de la Tetona:

-Francisco qué milagro, cómo has estado. Tienes el cabello más largo, dónde te habías metido.

Él no cayó tan pronto en el diálogo como ella hubiera querido así que lo acometió una vez más.

-Mira, te presento a Bruno, también es escritor.- Y como si ese hecho fuera un reconocimiento universal de género o de raza, que sé yo, ella se dio la media vuelta en dirección al baño dejando a esos dos cara a cara, exhibidos como fenómenos con su sonrisa incómoda en el rostro.
Embobada con la escena me tomaron por sorpresa cuando los dos voltearon a verme pidiendo auxilio. Solo atiné a decir con ironía:

-Yo también soy escritora.

La carcajada fue unísona, no podíamos parar, cuando uno comenzaba a tranquilizarse la risa del otro resoplaba más fuerte y todos volvíamos a reír en coro. Nuestros ojillos llorosos exponían translúcidos la incomprensión, la falsa modestia, el ridículo; las frases acumuladas que tantas veces hemos escuchado y que se resumen en la siguiente: “¿a ti que te gusta leer tanto no conoces a un autor -creo es gringo- que escribió la historia de un adicto a la cocaína y que después se hizo película?“...
Volvió la Tetona y nosotros seguíamos incontrolables, pues sí hay que decirlo, en el reconocimiento de lo que las personas le hacen a “los escritores“.

Nos largamos inmediatamente de ahí, era urgente que Francisco, Bruno, la Tetona y yo brindáramos unos whiskys caminando a media calle bajo la luz pálida del centro de la ciudad.

Mis(s) Respetos

Le eché una mirada que principalmente quería decir “por favor, eres vieja, no des opiniones donde no te las piden, además no tienes ni idea de lo que estoy hablando“, y la muy bruja como si leyera la mente me dijo:

-Seguramente yo he dormido más de lo que tu has vivido.

martes, 13 de julio de 2010

La continuidad del enojo

E. y M. discutieron una tarde de agosto. Es innecesario narrar sus motivos; si hay humanos hay enfados: infidelidad, traición, envidia, engaño, préstamos, trabajo, incomprensión... razones sobran. Por un lado E. se comportó bajo la usanza del orgullo, creyó merecer disculpas por parte de M. así que no le llamó ni intentó ningún tipo de reconciliación. A su vez, M. desvalorizó por completo a E., dio por hecho que si su caracter era tan violento y explosivo poco le valia tener cerca a alguien de su tipo. Tanto E. como M. analizaron la situación en la amargura y optaron por el desprecio, no sé, creo que también les dio un poco de flojera. No es lo mismo pelearse con compañeros de la escuela y a fuerza de verlos diario optar por la amistad, a ser un adulto apático, frustrado por la incongruencia de la vida, cansado y ocupado como para estar consecuentando personas que estorban.
Así las cosas, aunque se querían nunca se volvieron a hablar ni mantuvieron contacto. Como todos hemos hecho alguna vez... con alguien. Pasaron los años y M. enfermó, E. tuvo un hijo, M. se mudó al D.F., E. vivió un tiempo en Barcelona, M. consiguió una beca por tres años a Japón, la hermana de E. se suicidó, M. se doctoró, E. asistió orgullosamente a la graduación de su hijo, M. por fin se casó, E. volvió a México y sufrió una depresión horrible, M. tuvo un accidente automovilístico y perdió a su pareja, E. consiguió un empleo en Canadá, M. aún no se recuperaba de sus tragedias, E. fue feliz mirando la belleza de los atardeceres canadienses, M. publicó un estudio sobre evolución y tecnología, E. envejeció, M. se perdió. E. y M. murieron lejos uno del otro.

La historia de E. y M. en realidad no es trágica (es la historia de cualquiera), o es que solo lo parece en perspectiva, cuando reflexionamos sobre la miseria y la soledad que repunta en la muerte la continuidad del enojo.

¿De verdad nuestras diferencias deben pesar más que los eventos de nuestras vidas? ¿Solo nos olvidamos y ya? Parece que la respuesta es Si.

Pinche todo.

lunes, 21 de junio de 2010

Estamos agradecidos

Sin valor para contarlo, hasta hoy confieso que hace días casi nos matamos. En una de tantas carreteras nocturnas a Hidalgo -entre bromas y platica de auto- ha aparecido sin aviso ni más, un caballo. Frente a nosotros y los 80 km/h el animal tomó la forma clara de un accidente espantoso; 2 segundos puros de terror...

Pero estamos agradecidos, que al contacto con la bestia esta se ha esfumado. La atravesamos con la suavidad de una ligera cortinilla de agua. Y no hay mejor símil, ya que nos ha empapado a todos en sudor y lágrimas hasta media hora después llegados a una gasolinera, pero en el cofre del carro ni rastro.

Estamos agradecidos de su condición fantasmagórica que nos ha permitido seguir.

domingo, 13 de junio de 2010

Tras el biombo

Y de pronto todo me parece hermoso.

Porque lo terrible, lo que me horroriza, eso no. Eso se construye, se va haciendo poco a poco así como cae la noche.

viernes, 28 de mayo de 2010

Yo quiero ser astronauta

Cuando iba al mercado con mi mamá me escapaba a las verduras, a los champiñones más bien. Los rompía en cachitos. También me gustaba doblar cucharas. En la iglesía clavaba mis uñitas en las bancas, no escribía mi nombre porque creo que aun no sabía ni cómo. Mordía la puerta de cedro de la sala (ya sé, ya sé, niña rata). Picaba con el tenedor todo mantel acolchonado en el que me sirvieran de comer. Espantaba al cotorro de mi abuela.
Nadie nunca me regañó.

Por otro lado hacia mi tarea solita, viendo caricaturas claro pero sin molestar. Tendía mi cama y la de mis hermanas. Era buena con mis gatos y cuidaba el agua. Me gustaba cantar y tenía plantitas. De hecho había un tomate que adoraba porque crecía rápido y diario le veía hojitas nuevas.

Quería ser astronauta en ese entonces. Y todo marchaba bien porque era buena, o por lo menos nadie me decía lo contrario. Mi moral era dulce de cereza y estaba segura de que con eso bastaba. Debieron advertirme que así no funciona el mundo.

Creo que alguien se ha estado aprovechando de mí.

sábado, 22 de mayo de 2010

Maurice Blanchot

Todo ha de borrarse, todo se borrará. Escribir tiene lugar y tiene su lugar de acuerdo con la exigencia infinita del borrarse.

lunes, 10 de mayo de 2010

Perdóname

La gente se torna misteriosa cuando nos abandona. Todo cambia.

martes, 27 de abril de 2010

Oscar Wilde

De las personas calladas uno puede decir lo que le venga en gana. No reclaman, no recuerdan, no piensan.

lunes, 26 de abril de 2010

Diario de sueños, 26 de abril 15:40 hrs. EL AMA DE LLAVES

En un elegante vestíbulo, acogidos por su chimenea y su bar, incluso por la alfombra acolchada, nos encontrábamos una centena de desconocidos. El momento transcurría con la normalidad aburrida de las multitudes pretensiosas. Supongo que yo estaba sentada en uno de los rincones de la enorme habitación porque con una perspectiva de 90 grados me bastaba para conocer cualquier detalle de aquella realidad.
Mirando estaba, cuando noté en la bolsita de mi falda una pesada cantidad de llaves. Me levanté sorprendida y ellas tintinearon dando aviso. Inmediatamente alguien apuntó: ¡Ella es el ama de llaves!
Las mujeres querían ir al tocador, a la galería, conocer el spa, tomarse una copa e ir por un café, pero ya no sentadas en bancos giratorios por favor. Los hombres deseaban hacer negocios, fumar un puro, descansar del camino, revisar su equipaje. Por igual los más viejos y los más gordos deseaban ir al restaurante. Incluso había peticiones muy específicas. Una pareja notoriamente lujuriosa me rogaba por la 204; un joven pálido y nervioso exigía su inhalador para el asma...
Humanos agobiantes, brazos y piernas de una claustrofóbica pared de exigencias que no podía soportar. Me apuraban, gritaban, exigían, pedían ser atendidos primero y yo no sabía por cuál empezar ni qué puerta abrir. Fue una casualidad que al meter mi mano a la bolsita de la falda la primer llave en salir fuera la del jardín. Una respuesta al azar que convirtió la elegancia en empujones y a la multitud en perros. Sin excepción, todos corrieron afuera, saciaron su sed en las fuentes, refrescaron sus necesidades en los arbustos, jugaron, se dispersaron y se reagruparon. Los más dignos miraron al cielo mientras en el césped otros se quedaron dormidos y babeantes.

Tras ellos cerré la puerta, me quedé sola de nuevo en el lobby, pacífico y acogedor como al principio. Tal vez un poco más grande nada más. Me pregunté qué puerta debía de abrir ahora. Y ya de camino a la jaula de los lobos desperté.

lunes, 19 de abril de 2010

Guerras

Cuando hay niños de visita, básicamente es cuando me encierro en mi cuarto a postear. Pero es bonito una vez que por fin se van... y el jabón del baño tiene la marca de sus dedos, de la manita poderosa que lo aplastó solo porque sí.

Mi sobrinó me preguntó qué me daba más miedo, si los zombies o los extraterrestres. Estamos escribiendo un comic juntos: visitantes de otro planeta vienen a adueñarse de la tierra y a esclavizarnos; pero el holocausto zombie ya sucedió y apenas aterrizan intentamos devorarlos; su tecnología no puede con nuestra furia y nuestra hambre.

Extraterrestres vs zombies. Nunca más les tendremos miedo.

domingo, 28 de marzo de 2010

El silencio de los helados (post hippie)

-¿No te gusta cómo sabe el silencio de los helados?
-¿Qué?
-El silencio de los helados.
-Si, pero qué es-eso.
-Es como lo que acaba de pasar ahorita: cuando vas en la calle con alguien que amas, platicando, y se les antoja comer un helado. Lo compran. Entonces, reanudan la caminata.
-Ajá.
-Ajá, pues que ya no hablan; vienen saboreando su helado felices... el momento es tan placentero y tan se entienden y tan se quieren que se sumergen tranquilos en el silencio del helado. Las lenguas ahora dialogan con el hielito dulce pero las miradas y las sonrisas siguen la platica que hasta ahora había corrido en voz de los humanos. Bajo estas condiciones las parejas se dicen las cosas más simples, pero algo hay en esta escena de hermosura paisajística. No sé... el silencio de los helados es como un cerezo en flor.
-Hippie.
-n___n
-Pero tienes razón, a mí también me gusta el silencio de los helados.


P.D. ¿Notas cómo una de las intervenciones en el diálogo es perfectamente suplida por una carita? Ando de buen humor y hasta se me podría antojar vanguardista.

jueves, 14 de enero de 2010

2010

-¿Quiere usted la salvación de México? ¿Quiere que Cristo sea nuestro rey?
-No.

Malcom Lowry

3 años desde mayo

-¿Qué palabra has dicho?
-¿Qué?
-Dime, la palabra.
-¿La de hace un momento?
-¡Si! ¡Dímela, dime la palabra que murmuraste!
-...
-¡Ya!
-Nada.

Elephant gun

Es madre soltera, tiene dos hijas. Enseña en un colegio para niñas. Hace aerobics por las tardes. No se cómo logra darse tiempo para todas sus ocupaciones... Cuento estos detalles que no me interesan en absoluto, para entretenerme. Trato deliberadamente de distraerme.

jueves, 7 de enero de 2010

Toto

Mi abuela tiene alzheimer. Siempre se lo digo a todo mundo, me parece una enfermedad especial... Está totalmente perdida: ya no recuerda nada, y cuando digo nada, es absoluto (no sabe su nombre, quiénes son sus hijos, en dónde se encuentra, ya no sabe ni tragar la comida).
Hoy fui a verla y tuve la magnífica suerte de escucharla decir: “Ya estoy muy mal“.
Fue maravillosoooooooooo: Una frase horrenda, llena de luz.

Los gordos proyectan sombras anchas... las pueden vender más caras

-Le vendí mi sombra al diablo porque desbordaba sin control mis límites corporales. Era una prolongación dispersa de mi yo que podía ser manipulada por cualquiera. Era mejor ponerle un precio... O sea, la sombra tiene un valor como signo existencial, identitario, pero para eso aún me queda mi reflejo. Y si vivo de noche, la sombra deja de tener importancia. Además, la sombra es para lucirla en vida, y la vida es corta. Malo que hubiera vendido mi alma, la cual sirve para después de la muerte...
-Ya en serio we. ¿Qué le pasó a tu sombra?
-Ash. Quedó congelada en el frío invierno ruso.
-Ja ja ja. Seguro se te quedó pegada al suelo, ja ja ja. Te lo advertí.
-¡Te lo advertí tiene un hermano y se llama cierra la boca!